domingo, 13 de junio de 2010

Caña y Religión

Me desperté a las tres de la tarde, toda la cabeza me dolía, mi cerebro estaba reducido a una pequeña nuez morada y cada vez que meneaba la cabeza me chocaba con los lados del cráneo, haciendo brotar alcohol que se me iba directo a los parpados y me hacia enrojecer los ojos, intente levantarme pero mi cuerpo me dolía horriblemente como si hubiese recorrido kilómetros y kilómetros de caminos escarpados y cerros infinitos, pero nunca fue así, pero yo así lo sentía, y la mayoría de las veces así lo creía.
Me levante como si fuera un viejo de mierda, fui al baño, me acerque al espejo y mi cara se asemejaba bastante a eso, asqueado de mi aspecto sentí nauseas en mi esponja obscura que los doctores llaman estomago o hígado, o lo que sea, pero para mí es como una especie de carne sedienta, con vida y pensamientos propios, tan independiente es esta esponja, que cuando la quiero ahogar en alcohol muy rápidamente, la muy maldita me devuelve todo lo que he bebido y mas, primero me amenaza con arcadas, que me hacen encorvarme como una lombriz al sol, luego ese maldito jugo ponzoñoso, que trepa por mi garganta lentamente, deshaciendo mis tejidos traqueales, luego siento como si boca fuera una vagina que intenta dar a luz un ser abominable y liquido, siento las contracciones, realmente las siento, y mi boca se abre y por un instante pienso que es mejor morir, luego viene la satisfacción, por un micro segundo vuelvo a ser yo, pero luego vomito nuevamente, mi cabeza da vueltas, maldigo al cielo, al copete, a mí, a dios, juro que no volveré a tomar tanto como esta vez, pero en el fondo sé que es mentira.
Después de un rato reventándome por la boca me siento mejor, mucho mejor, vuelvo a la cama, me enredo entre las sabanas como un niño con miedo, cierro los ojos, y veo los colores que se forman en mis parpados, un rojo oscuro, un amarillo eléctrico, un azul cerebral,, miles de formas danzando siniestramente delante de mis ojos, mis sienes palpitan, las siento muy fuerte, luego un escalofríos me recorre desde la cabeza hasta la pierna izquierda, y los colores allí fastidiándome, enrollándose todos en una forma helicoidal y vertiginosa, amenazándome con chocar en mis ojos, el estomago se revuelve, mis dientes cagan acido que escurre por mis encías y excitan la lengua, 3, 2, 1 , guaghhh :exploto por mi boca nuevamente, no puedo reaccionar, aun estoy medio dormido enredado en las sabanas, siento algo denso y caliente se me mete en la nariz, ensucia mis parpados y enreda mi pelo, intento respirar pero no puedo, mi cuerpo no me responde, tantos días sin comer creo que terminaron por agotarlo, una parte de mi se deja estar, intento respirar nuevamente, y solo consigo llenar mis pulmones de vomito, sé que estoy muriendo, una parte de mi no quiere, pero yo solamente soy un espectador semiconsciente de lo que pasa, estoy tan débil que no puedo hacer nada, siento sueño y angustia, luego solo sueño, sueño, es agradable….
Estoy despierto y huelo horrible, mezcla de todo, tengo la cara llena de vomito seco, tengo un ojo pegado y el otro semiabierto, me duele un poco la garganta, me doy cuenta que pude haber muerto, pero no morí, guardo un silencio sepulcral por unos segundos y luego rió como un loco y pienso en los virus, me levanto, me caigo, aun sigo enredado entre las sabanas, me pongo de pie, y pienso que debería cortarme las uñas y tomar un poco de sol, ya que las tengo verdes y negras en las puntas, voy lentamente al baño mientras me rasco el huesudo trasero y echo a correr el agua de la ducha, pero primero voy a la cocina y traigo un tarro de plástico blanco en donde solía haber pintura al aceite, lo pongo en la ducha y me siento sobre él, siempre me ha gustado bañarme sentado, encuentro estúpido estar de pie todo ese rato, es como beber de pie durante mucho tiempo, o comer parado, o da lo mismo, el punto es que me agrada, y al que no le guste se puede ir a la misma mierda.
Mientras el agua me cae en la cabeza pienso que debería inventar diarios a prueba de agua, así uno podría leer mientras se baña, o en la playa, o en una piscina, o debajo del agua…
Me enjabono, y nuevamente creo que debería cortarme las uñas de los pies, son grotescas, mi ojo se despega y vuelvo a ver todo con profundidad, y ahora mis uñas se ven igual de grotescas pero con profundidad.
Estaba en la cocina comiéndome unos huevos fritos, GRAN ERROR, ahora estoy cagando, mi olor me molesta pero solo un momento, que astuta es la nariz, termino, me pongo de pie y veo mi obra, dos mojones negros y duros, supongo que son producto del vino, o pueden ser que estén así debido a que mi estomago sangra por dentro, me quedo con la primera opción, mientras pienso esto, suena el timbre de mi casa, siento curiosidad, pues aun es temprano, me pongo un pantalón corto y una polera negra en la cual sale una mujer en un bikini verde fosforescente. Abro la puerta, pero antes de abrirla tengo la vaga esperanza a que sea un conocido con unas botellas de cerveza y cigarrillos para componer la caña.
Pero no es nadie conocido.
En frente tengo a un joven de unos 35 años hablándome de que estamos en los últimos tiempos y bla,bla bla, veo como su boca se mueve, y yo solo asiento con mi cabeza, de repente veo por detrás del a unas viejas vestidas de negro, cada una con una Biblia en la mano, intento imaginarlas cuando eran jóvenes, mientras asiento con la cabeza al idiota que me hablas de dios y arrepentimiento y todas esas mierdas, no consigo verlas jóvenes, creo que siempre han sido viejas, aun cuando eran jóvenes, vuelvo a tomar en cuenta al apestoso que ahora tiene un libro en su mano: te dejo este libro que te ayudara y te orientara, y luego dice con una sonrisa simiesca y severa : son trescientos pesos hijo mío,( el bastardo es más joven que yo y me dice hijo, que tiene en la cabeza este conchetumare. Me caliento), tomo el libro y vuelvo a asentir con la cabeza, doy la vuelta y entro a mi casa, miro de reojo y observo que está mirando a sus ancianas acompañantes, me dirijo al baño, tomo el trapo que seco el baño, y recojo mi maravillosa obra, obra de dios, alabado sea yo y mi santísimo trasero, creador de toda mierda hedionda y putrefacta que circunda los mares y playas de mi país.
Camino lentamente, como en una película de vaqueros, en vez de arma solo tengo mi mano, pero está cargada, con dos municiones, avanzo por el pasillo hacia el imbécil, aun está de espaldas, me sonrió y siento un poco de nervios, aseguro bien la munición en la mano, camino seguro, paso a paso, centímetro a centímetro, me encuentro detrás del, pero no se percata de mi presencia, soy muy audaz cuando me lo propongo, en un solo movimiento mi mano pasa por delante de su cara y se aplasta en ella con movimientos circulares y blandos, ALELUYA!!!

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